¿Ser madre sin dejar de ser mujer?

¿Ser madre sin dejar de ser mujer?

Últimamente he leído algunas reflexiones sobre esta afirmación «ser madre sin dejar de ser mujer» para ilustrar el deber que tenemos las mujeres que somos madres de hacernos un hueco de vez en cuando para nosotras mismas. Por decirlo de alguna manera, buscar algún momento libre de hijos.

Pero, ¿realmente es necesario plantearse si se puede ser madre sin dejar mujer? Es excesivo.

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¿Ser madre sin dejar de ser mujer?

El cuidado y la educación de los hijos, en sus primeros años, son actividades muy exigentes física y mentalmente. A los cuidadores que estamos en primera línea el día a día nos produce sentimientos contradictorios que resultan agotadores y las rutinas diarias infantiles, a veces, nos llevan a perdernos, a lo largo de los días, en la inmensidad de una galaxia en espiral.

Estamos de acuerdo en que ser madres (y padres) en los tiempos que corren es muy difícil. Encontramos trabas sociales y estamos cansados y esto nos lleva a darle muchas vueltas a todo. ¿De verdad es necesario plantearse si es posible «ser madre sin dejar de ser mujer«? Nos estamos pasando de rosca.

Una cuestión de prioridades

Antes de los hijos, dispones a tu antojo del tiempo que te deja el trabajo. En tu lista de prioridades cabe todo: tiempo para desarrollar aficiones, tiempo para mantenerte en forma, tiempo para alimentarte como deseas, tiempo para ocuparte de tu aspecto, tiempo para cultivar relaciones sociales, tiempo para dedicar a tu pareja… En definitiva: TIEMPO

Alimentar, vestir, dormir, jugar, enseñar, educar y hasta coordinarte con la escuela… Cuando tenemos hijos, estos traen consigo una lista larguísima de tareas que pasan a tener máxima prioridad. Las nuevas tareas prioritarias se expanden ocupando todo el volumen de nuestros días.

Y en este escenario tú pasas a ser una mujer que es madre.

Ahora que eres una mujer que es madre, la lista de prioridades se pone del revés. Coordinar las prioridades de los hijos y tus prioridades individuales se hace una misión imposible.

La nueva lista de prioridades

Desterremos este planteamiento de «ser madre sin dejar de ser mujer» porque lo cierto es que eres una mujer que es madre y no tiene sentido pensar que volverás a ser la persona que eras antes de la maternidad. El orden de prioridades se convierte en una fusión de tus prioridades individuales y las prioridades de los hijos.

Conforme los hijos son más autónomos, iremos haciendo hueco a puntos de la lista que fueron aplazados cuando eran más pequeños. La verdad es que lo suyo sería que llegásemos a todo pero lleva tiempo organizarse para lograr un equilibrio. Tengamos paciencia.

La situación se vuelve menos exigente

En los primeros momento de la maternidad te conviertes en una mujer que aprende a ser madre día a día. Una mujer involucrada en algo tan enorme que el cerebro es invadido por nuevas tareas. Dejas de hacer cosas para ti misma: abandonas aficiones, dejas de tener vida social, dejas de peinarte, no te quitas el chándal más cómodo que tienes aunque acumule manchas, vas por la vida sin depilar, te relajas en el tema de la alimentación y otro montón de cosas que pasan a ser secundarias. ¡¿Y qué?! Sólo estamos recolocando prioridades en la lista y no por ello estamos dejando de ser mujeres.

La situación cambiará conforme vayamos interiorizando nuestra vida de madre. Los hijos crecen, van teniendo autonomía y nosotras aprendemos estrategias para diversificar nuestras actividades. De pronto, tras muchos meses de una dedicación extensa, la situación se vuelve menos exigente y vamos encontrando momentos para hacer cosas a nivel individual que nos hacen sentir bien.

Más cerca del equilíbrio

Y por fin, cada vez son más los días en que sientes que te has adaptado, que la lista de prioridades es más equilibrada. Por fin, encuentras momentos para reflexionar cómo quieres vivir y cómo quieres que viva tu familia. Llegas a la conclusión de que lo verdaderamente importante es disfrutar del camino, y para entonces, te habrás hecho experta en capear temporales, desterrar la impaciencia y rebajar la autoexigencia.

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2 comentarios en «¿Ser madre sin dejar de ser mujer?»

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