Hoy reflexionaremos sobre por qué debemos responder a las preguntas de nuestros hijos. ¿Qué es morirse? ¿Por qué mamá tiene la regla? ¿Por qué las señoras tienen tetas? ¿Cómo entran en casa los Reyes Magos? Son ejemplos de preguntas que hacen los niños y que, a veces, a los adultos, nos pillan por sorpresa.
Un buen día, entorno a los 3 años, formulan la primera de una larga lista de preguntas. Y es que, hasta ese momento, entorno a los 3 años, han explorado el mundo para satisfacer su curiosidad a través de su propio cuerpo. Mientras tanto han desarrollado el lenguaje lo suficiente como para formular preguntas para seguir satisfaciendo su curiosidad. Y, ¡claro! van a usar esta nueva capacidad.
En este momento, los padres y madres (y otros adultos a quien recurren los niños con sus preguntas), tenemos trabajo. Tenemos que estar a la altura y responder. Veamos por qué debemos responder a las preguntas de nuestros hijos.
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Por qué debemos responder a las preguntas de nuestros hijos
¿Por qué esta nueva forma de satisfacer su curiosidad?
La curiosidad es el motor que empuja a los niños a explorar el mundo en que viven. Durante los primeros años de su vida exploran su entorno a través de sus sentidos de modo que el vehículo para hacerlo es su propio cuerpo. Tocan, chupan, huelen, oyen y miran, y así, a través de sus sentidos se van formando una idea de cómo es el mundo que les rodea.
Durante este periodo han ido perfeccionando el lenguaje. Y como la curiosidad sigue siendo el motor del aprendizaje, también utilizarán el lenguaje con este fin. Usarán el lenguaje para formular preguntas.
En ocasiones nos encontraremos con preguntas a las que contestaremos fácil y rápidamente, pero a veces, podemos necesitar darle forma a una respuesta si nos enfrentamos a preguntas delicadas, inoportunas o de las que desconocemos la respuesta. Aun así debemos responder.
¿Qué queremos conseguir con nuestras respuestas?
No está de más reflexionar sobre qué actitud tendremos ante las preguntas de nuestros hijos. Teniendo en cuenta distintos factores:
- Nos gusta o no que nuestros hijos nos hagan preguntas
- Nos sentimos cómodos o no ante las preguntas de nuestros hijos
- Qué importancia le damos a las respuestas
- Queremos pasar palabra o aprovechar para enseñarles
Tienen curiosidad sobre alguna cuestión y nos lo hacen saber. ¿Por qué no aprovechar esta situación para educar y enseñar?
Aprovechar su curiosidad para enseñar y educar

Con las preguntas de nuestros hijos se pone de manifiesto que educamos 24 horas al día. En cualquier momento y lugar, desde la más cotidiana a la más trascendental, surgen preguntas. Los niños, que están aprendiendo cada día cómo funciona el mundo en que viven merecen ser tomados en serio y recibir respuestas que les hagan sentirse seguros. Merece la pena que nos tomemos el tiempo necesario para elaborar respuestas coherentes que de verdad les convenzan. La realidad es que ¡es todo un reto para los padres y madres!
Responder preguntas ayuda a crear una buena comunicación
Otro punto a favor de tomarnos en serio las preguntas de nuestros hijos es que crearemos un ambiente de confianza y buena comunicación.
Si les damos confianza para preguntar, se sienten escuchados y obtienen respuestas, estaremos favoreciendo una comunicación fluída tan necesaria para las familias de cara a identificar potenciales problemas que se puedan dar fuera de casa.
Explicaciones coherentes adaptadas a su capacidad de entender
Tenemos claro que queremos responder a las preguntas que nuestros hijos nos hacen, pero, ¿cómo hacerlo?
Los niños son un pozo infinito de curiosidad así que muchas veces no se conformarán con una respuesta rápida. Cuántas veces nos hemos encontrado con que una respuesta les lleva a otra pregunta. Entramos en blucle, y como ellos tienen más constancia que tú paciencia, los adultos acabamos desesperados.
Aunque puede ser difícil a veces, merece la pena elaborar respuestas que satisfagan realmente su curiosidad y les permita hacerse una idea de cómo funciona el mundo que les rodea. Esto hará que se sientan seguros y confiados con respecto a su entorno.
Pero claro, no siempre podemos responder inmediatamente, no siempre nos encontramos en el ambiente idóneo para tener una buena corriente de comunicación, y además, como los niños no tienen filtro, no siempre nos enfrentamos a una pregunta sencilla. En ocasiones adaptar el lenguaje a la edad del niño y elaborar una respuesta coherente, requiere pensar un poco.
En resumen…por qué debemos responder a las preguntas de nuestros hijos
Por experiencia y sentido común…
Ante la etapa en que los niños nos hacen preguntas, los adultos, podemos adoptar distinta actitud según lo cómodos que nos sintamos ante ¡tanta curiosidad!
¿Por qué debemos responder a las preguntas de nuestros hijos? Por sentido común, si nos implicamos y respondemos estaremos satisfaciendo la curiosidad que les empuja a hacernos preguntas. Pero estaremos yendo más allá. Estaremos creando una buena corriente de comunicación, dando libertad para que expresen inquietudes en el seno familiar.
En definitiva, les trasmitimos que pueden contar con nosotros y estaremos contribuyendo a forjar seres humanos seguros de si mismos y que sepan desenvolverse socialmente.
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